La Crisis del Petróleo
por :Fernando Bullón Miró, extraido de la revista MUNDONUEVO.cl
La era del petróleo fácil se ha acabado. A medida que el petróleo no pueda cubrir la demanda, habrá lugares y sectores de la economía mundial que quedarán desabastecidos. Podría llegar un momento en que el sistema financiero experimente un colapso, pues está creado sobre la base de los intereses del capital, que a su vez parten de la base del crecimiento de la economía. El derrumbe económico y de los mercados financieros podría causar una grave crisis social.
Nuestra sociedad y nuestro modo de vida actual se basan en el uso intensivo del petróleo. La industria, la electricidad, el transporte, la construcción, el turismo, la agricultura, la pesca, la ganadería, la minería, etc., son muy dependientes del petróleo, que también ha contribuido a los notables adelantos experimentados en medicina al utilizarse en la producción de medicamentos, en el desarrollo de infraestructuras sanitarias como hospitales y ambulancias, y hasta en la construcción de las carreteras por donde circulan éstas.
La producción comercial de alimentos se basa en el uso intensivo de petróleo, que facilitó la extensión de la agricultura basada en los regadíos, pues se necesita para el uso de las maquinarias de cultivo como tractores y cosechadoras, las bombas de agua para el riego, los refrigeradores y los sistemas de transporte como los grandes buques mercantes o los camiones. También es necesario en la fabricación de fertilizantes, insecticidas y conservantes alimentarios.
La “Curva de Hubbert” y el Cenit del Petróleo
La producción de cualquier pozo de petróleo a lo largo de su tiempo de vida útil sigue una curva en forma de campana, a la que se denomina “Curva de Hubbert”. Esto significa que, aunque al iniciarse la explotación la producción de petróleo aumenta rápidamente, de forma que se puede extraer cada vez mayor cantidad con muy poco esfuerzo, a medida que va pasando el tiempo el aumento de la producción va perdiendo fuerza hasta que se alcanza un máximo, a partir del cual, la producción comienza su declive hasta el agotamiento del recurso. El “Cenit del Petróleo” es el término que se aplica al punto de la curva de Hubbert en el que se logra la máxima producción, y se alcanza cuando se ha extraído aproximadamente la mitad del petróleo existente inicialmente. Una vez pasado el cenit, se inicia el descenso de la producción que, siguiendo la forma de la campana, al principio se va dando poco a poco y después más rápidamente.
En 1979 se alcanzó el máximo de la producción mundial de petróleo per cápita, lo que significa que desde aquel año la cantidad de petróleo disponible por habitante se ha ido reduciendo año tras año . Pese a ello, el consumo energético en los países ricos continúa aumentando para mantener sus crecimientos económicos anuales en torno al 2-3 %.
En los años, ochenta el consumo mundial de petróleo empieza a superar al que se descubre cada año. La diferencia ha ido aumentando hasta llegar a la proporción actual, en la que por cada barril que se descubre en el mundo se consumen cuatro.
La llegada al Cenit Mundial
Aunque no se puede conocer con exactitud la fecha del cenit de la producción mundial de petróleo, los geólogos vienen estimando que se producirá en la presente década. Las estimaciones más fiables lo sitúan en algún momento entre los años 2005 y 2010.
En realidad no se sabrá que ha pasado el cenit hasta unos 3 ó 4 años después de superado, pues la producción varía cada año. No se pueden conocer tampoco con exactitud las reservas de algunos de los principales países productores, que pueden ser menores que las publicadas oficialmente por sus gobiernos, pues en los años 80, las aumentaron sin ninguna base científica para poder acceder a mayores cuotas anuales de producción, pues éstas se asignaban según las reservas que tuviese cada país.
Conocer la fecha exacta del cenit no es lo que más preocupa a los expertos. El hecho significativo es que según los geólogos actuales, los cálculos de Hubbert se van cumpliendo y estamos ya en los años en los que la producción mundial no se va a poder incrementar significativamente, y que en los próximos años empezará a disminuir.
En consecuencia, a menos que se reduzca de forma muy acusada el crecimiento de la demanda, la producción de petróleo comenzará pronto su largo declive. La realidad de nuestros días es que la demanda está experimentando una fuerte expansión, especialmente por el gran crecimiento económico de China e India, cuyas poblaciones suman 2.300 millones de personas.
A medida que la llegada del cenit del petróleo se va haciendo más acuciante, van apareciendo más informaciones sobre la crisis energética, así como se van sucediendo las manifestaciones de personas vinculadas al mundo de la energía y del petróleo, como las del banquero tejano de inversiones energéticas y cercano a la administración Bush , Matthew Simmons, quien afirmó que “la situación es desesperada, y que ésta es la cuestión más seria del mundo (…) sin la energía, no tendremos agua, alimentos, ni sistema de salud sostenibles….”, o las del propio Secretario de Energía, Spencer Abraham , quien aseveró que EE.UU. se enfrentará a una gran crisis de suministro de energía en las próximas décadas. El fracaso para encarar este desafío amenaza su prosperidad económica y su seguridad nacional, y alterará sustancialmente su modo de vida.
Una cosa está clara: la era del petróleo fácil se ha acabado. Lo que hagamos a partir de ahora determinará nuestro éxito en responder a las necesidades energéticas del mundo entero durante este siglo y los siguientes.
Tras el Cenit: El Descenso por la Curva de Hubbert
Siguiendo las leyes del mercado, cuanto más exceda la demanda a la oferta de petróleo más alto será su precio. No sólo eso, a medida que el petróleo no pueda cubrir la demanda, habrá lugares y sectores de la economía mundial que quedarán desabastecidos. Podría llegar un momento en que el sistema financiero experimente un colapso, pues está creado sobre la base de los intereses del capital, que a su vez parten de la base del crecimiento de la economía. El derrumbe económico y de los mercados financieros podría causar una grave crisis social.
Según el Profesor Richard Heinberg, tras el cenit cabe esperar los siguientes acontecimientos: subida de los precios de los combustibles; i) aumento del costo de la vida; ii) aumento de las hambrunas, comenzando por los países pobres; iii) guerras “preventivas” para apoderarse de los recursos en áreas ricas; iv) derrumbe económico y caos creciente afectando a todo el globo, y v) tras un período de tiempo se alcanzará una re-estabilización, con una menor población mundial que podrá repartirse los recursos restantes.
Algunos de esos acontecimientos podrían estar empezando a manifestarse de forma más o menos clara en algunas zonas del mundo. Muchos especialistas consideran que estamos viviendo las primeras fases del colapso del petróleo, que está afectando de forma cada vez más clara a la economía norteamericana que, según diversos autores , podría experimentar una recesión a lo largo de los próximos meses.
Las Posibilidades Ante el Cenit
Las soluciones ante el cenit del petróleo habrían de pasar por el ahorro energético masivo, por el descubrimiento de nuevos grandes yacimientos que retrasen la caída de la producción, y/o por la progresiva sustitución del petróleo por otras fuentes de energía alternativas a medida que la producción de éste vaya disminuyendo. Pero lo cierto es que ni siquiera con el alza de los precios del crudo que ya se ha registrado se ha detenido el incremento de la demanda, ni se han incrementado los gastos en exploración, ni se están implementando masivamente energías para sustituir al petróleo.
El ahorro energético. Reducir el consumo energético es la medida aparentemente más sencilla e inmediata que se puede poner en práctica ante el cenit del petróleo, pero presenta diversas dificultades:
No se puede disminuir significativamente el consumo de petróleo en muchas actividades productivas básicas como la agricultura o el transporte de mercancías.
Si el gobierno de un solo país o un solo partido político informase a sus ciudadanos del cenit del petróleo, perdería el apoyo de los electores, que sólo quieren oír hablar de “progreso” y de "crecimiento". Además, un gobierno no puede oponerse a las políticas conjuntas de los países e instituciones con los que tienen compromisos internacionales, y con los que comparte espacios y objetivos económicos comunes. Tampoco se puede oponer a los intereses de las grandes corporaciones empresariales que operan en sus países.
El sector privado necesita de elevados niveles de consumo para mantener sus ventas y beneficios, y para ello se vale de la publicidad que estimula a los ciudadanos al consumo.
Las grandes agencias de noticias y los medios de comunicación están en manos de poderosas empresas multinacionales que tienen inversiones en el sector energético, y si informasen con claridad del cenit del petróleo y de sus consecuencias, podría perderse la confianza en la solidez de la economía, y producirse una brusca caída de la inversión en la bolsa y el derrumbe del sistema financiero. En ese sentido, en ocasiones los medios de comunicación se refieren a otras fuentes de energía como las “energías del futuro”. Este tipo de informaciones impiden concienciar a la población, a la que proporcionan un sentido de seguridad, que no corresponde a la realidad, y que contribuye a promover el aumento de los elevados niveles de consumo energético actuales.
Aparición de nuevos yacimientos y explotación de fuentes no convencionales. Las grandes petroleras llevan años disminuyendo las inversiones en exploración, creación de nuevas refinerías o fabricación de nuevos buques petroleros. Probablemente si no se dieron esas inversiones es porque sabían que no quedaban grandes cantidades de petróleo por descubrir ni para transportar o refinar.
Además, hay que tener en cuenta que desde que se descubre un campo petrolífero hasta que empieza a producir se necesita un período de unos 4 a 6 años, por lo que aunque apareciese algún gran yacimiento puede no llegar a tiempo para cubrir la inminente escasez, y menos aún, porque habría que esperar a crear los nuevos barcos petroleros y las refinerías necesarias, lo que tampoco se hace de un año para otro. En este sentido los últimos años de esta década pueden ser críticos, pues apenas está prevista la apertura de nuevos campos que permitan seguir compensando el declive de la producción de los campos más antiguos, como ha venido sucediendo hasta la actualidad.
Otras fuentes de energía. Las fuentes de energía basadas en recursos finitos no renovables (gas, petróleo, carbón y fisión nuclear), que tantos problemas de contaminación generan, aportan en la actualidad el 86% del enorme consumo de energía global, y de ellas el petróleo, el 35 % del total y más del 90 % de la energía empleada en los transportes.
Si bien las energías renovables pueden complementar a las tradicionales en la producción de electricidad, en nuestros días no se dispone de ninguna fuente de energía que pueda sustituir al petróleo como combustible para el transporte antes de la llegada del cenit de la producción mundial si ésta se da en las dos primeras décadas del siglo XXI, pues para ello debería ser técnicamente posible la rápida sustitución y/o adaptación de todos los vehículos del planeta – los más de 800 millones de autos, camiones, aviones, barcos, etc.- para que pudiesen funcionar con la nueva fuente de energía y, por último, se tendría que desarrollar toda la infraestructura para la producción, transporte y distribución de la misma por todo el mundo.
Los Gobiernos ante la Proximidad del Cenit
No parece que los gobiernos de los países más poderosos del mundo estén tomando las medidas necesarias para ir adaptando sus economías a la realidad energética marcada por la curva de Hubbert. Los diferentes partidos políticos y los gobiernos siguen manteniendo el crecimiento económico como promesa y premisa básica en sus campañas electorales y en el desarrollo de sus políticas económicas y, pese a los avances logrados en la eficiencia energética, hasta ahora los crecimientos económicos siempre han necesitado de incrementos en el consumo de la energía.
Hasta la fecha se ha conseguido mantener el crecimiento económico de muchos países, forzando para ello los mecanismos de explotación de los recursos energéticos del planeta, lo que incluye los yacimientos petrolíferos. Pero estas políticas pueden estar favoreciendo que el peak de producción mundial de petróleo se tienda a convertir en una meseta, es decir, que la producción se mantenga un tiempo pero para luego caer de forma más rápida. Es como si se dispone de un depósito con agua que se está agotando, y la solución ante la disminución del caudal sea añadir más cañerías para entre todos ellos puedan seguir contando con el mismo caudal. Durante un tiempo se podrá satisfacer la demanda y dará la sensación de que queda agua suficiente en el depósito, cuando en realidad lo que está sucediendo es que se está agotando a mayor velocidad y, por tanto, que cuando deje de salir agua lo hará de forma más repentina.
Muchas de las guerras de las últimas décadas en las que han participado de forma más o menos directa las grandes potencias han estado relacionadas con el control de las principales reservas de petróleo y gas natural existentes en la Tierra.
Los problemas y los retos a los que se enfrenta la especie humana en los comienzos del siglo XXI se venían advirtiendo desde hace décadas y van más allá del propio cenit del petróleo, que es el más inmediato y el que parece va a ser el primero en poner a prueba el sistema basado en el crecimiento económico. El cenit del petróleo se enmarca en el contexto del inicio de los tiempos en los que la humanidad se va a enfrentar al progresivo agotamiento de muchos recursos básicos, en definitiva, a los límites al crecimiento marcado por el espacio limitado que es nuestro planeta Tierra.
La Historia de la humanidad contiene abundantes ejemplos de cientos de civilizaciones muy avanzadas para las que no hubo solución, y que sucumbieron cuando excedieron los límites en el consumo de los recursos que en los que basaban su desarrollo. En nuestra tecnológica sociedad actual existe el convencimiento de no puede suceder algo así, pues la tecnología lo podrá resolver todo. Pero es ésta la que necesita de la energía para desarrollarse, pues por sí misma no puede “crear” energía. Las comodidades que disfrutamos y los medios que nos han proporcionado la tecnología y la abundante disponibilidad de energía fácil y barata, nos impiden ver la poca distancia que separa el nivel de vida actual de los países más adelantados del que existía en la “Edad de Piedra”: basta con un corte permanente en los suministros de electricidad y de carburantes.
¿Qué Hacer Ante el Cenit del Petróleo?
No está en nuestras manos decidir las políticas de los gobiernos ni los comportamientos de consumo de los habitantes de todo el mundo, ni orientarlos de manera que pudieran contribuir a lograr una transición lo más suave posible hacia los tiempos con una menor disponibilidad de petróleo. Los cambios además, habrían de ser demasiado complejos, pues probablemente tendrían que incluir medidas muy impopulares y duras de asumir, basadas en la reducción del consumo por persona, disminución y racionalización del transporte privado, tendencia al crecimiento negativo de las economías y de la población, etc. Posiblemente sería necesario cambiar por completo todo el modelo de vida basado en el consumo y en el crecimiento, y unas sociedades que se han creado sobre la base de una ilimitada disponibilidad de petróleo.
Pero independientemente de que estos cambios se produzcan o no, cada uno de nosotros puede ir adoptando una serie de medidas que en general se pueden orientar hacia cuatro líneas de actuación:
Informarse : Es importante seguir informándose y tratar de conocer y comprender las implicaciones y las consecuencias que el cenit del petróleo está teniendo y puede tener en los años venideros.
Prepararse : Cuanto antes comencemos a mentalizarnos, en mejores condiciones estaremos para adaptarnos a los cambios que se vayan produciendo, afrontarlos con éxito, ayudar a los demás y, en general, atenuar los efectos para nosotros y para las personas de nuestro entorno.
Divulgar : Cuantas más personas conozcan la situación, más posibilidades hay de que comiencen a adoptar a su vez acciones positivas. Una opción puede ser transmitir la realidad de la crisis energética difundiendo este mismo artículo u otros, empleando para ello los medios y canales de que cada uno disponga, ya sea a través de Internet, publicaciones, dirigiéndose a medios de comunicación, asociaciones y autoridades locales, centros educativos, etc.
Actuar : Podemos empezar a cambiar ya nuestras vidas hacia un menor nivel de consumo en general y energético en particular, lo que será útil para reducir nuestra contribución a la situación a la que el sistema actual está llevando a millones personas en el mundo, disminuir la presión que nuestro modo de vida ejerce sobre los sistemas naturales que sustentan la vida en nuestro planeta, aminorar el ritmo de agotamiento del petróleo y de otros recursos y, por último, estar mejor preparados para los tiempos en que nos veamos obligados a ello.
Si la situación global a la que nos enfrentamos como especie es la suma de las acciones individuales de todos los seres humanos que pueblan el planeta Tierra, es entonces a través de la decisión individual de cada uno como podemos influir en ella. En nuestras manos está decidir cuándo empezar a actuar, de forma que nuestra influencia sea en positivo.
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